Uno de los grandes éxitos del cine español de los años 40 fue Los últimos de Filipinas, un filme producido tras la guerra civil española y que apelaba a los sentimientos patrióticos al adaptar a la gran pantalla el episodio bélico del sitio de Baler previo al desastre colonial del 98. Además de un ramillete de actores históricos del cine español (Armando Calvo, José Nieto, Manolo Morán, Fernando Rey, Conrado San Martín, Tony Leblanc…), el filme descubrió un escenario singular, que seria explotado especialmente por el cine en los años 40 a 60: el jardín botánico de La Concepción, donde se ambientaron las escenas del asedio y se reconstruyó la Filipinas de finales del XIX. Entre ellas se puede ver a un jovencísimo Tony Leblanc, montado a caballo y encarnando al correo militar. El recorrido por el Jardín Botánico es una de las visitas más recomendables de la capital, no solo como escenario de numerosas películas de ambientación exótica sino por su historia y su flora: fue creado hacia 1855 por los marqueses de Casa Loring y posteriormente ampliado por la familia Echevarría-Echevarrieta. Es una bella colección de flora tropical y subtropical, con especies vegetales de Europa, América, Asia, África y Oceanía. En 1943 fue declarado oficialmente jardín histórico artístico y actualmente está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC).