“Aquello daba pena. Era un cuartucho con dos máquinas de escribir y varios ceniceros llenos de colillas. Había un olor horroroso”. Así describen aquel pequeño habitáculo de la entonces comisaría de Torremolinos donde tendría su base el primer grupo especial antidroga creado en España. Pero nada de esto se sabía en 1975, cuando se creó. Cuando el narcotráfico sonaba a película de malos en un país en el que se creía que la grifa y el hachís eran cosa de hippies y legionarios. La realidad, como lo demostrarían los hombres del Costa del Sol, era bien diferente, porque España y muy especialmente el litoral andaluz entre Cádiz y Almería era ya la puerta de entrada de centenares de kilos de hachís, transportados desde Marruecos por redes ya organizadas, que empezaban a contactar en Holanda con las organizaciones de la heroína, y aquí, con delincuentes urbanos que vieron en el narcotráfico un negocio de beneficios impensables. Desde Málaga, nueve policías escribirían la historia del mítico Grupo Costa del Sol: Los primeros tras la droga.